viernes, 26 de enero de 2007

Papel

oleo 0,90 x 1,30
EL HOMBRE ESTABA SENTADO...

El hombre estaba sentado en un cómodo sillón de su escritorio.Sentía apesar de estar en el vigésimo piso el ruido de la inmensa ciudadad. Y entonces, a pesar del ruido, del murmullo de la ciudad, escuchó el sonido del grillo, su estriduleo.
Y el hombre dejó de hacer lo que estaba haciendo, porque por ese pequeño ruido penetró en su mente su niñez en el campo, su pasado feliz.Y el hombre lo tomó en sus manos y lo miró y sonrió, porque ahí estaba en su mano su niñez, sus juegos de chiquilín, sus amiguitos del colegio, sus primeras maestras, sus primeras aventuras buscando grillos...
Ahí en sus manos de hombre maduro, estaba realmente su niñez.
Y una lágrima le cayó. Y el grillo siguió sonando sus patas y el hombre lo contempló un rato y luego, suavemente lo dejó en el piso y volvió a lo que estaba haciendo. Y el grillo con confianza también siguió en lo suyo. Y el hombre no podía prestar atención a su trabajo y fue cuando se levantó dio dos pasos hacia el grillo y lo aplastó. Y entonces sí tranquilo porque había dejado de ser niño, volvió a sentarse y seguir haciendo lo que estaba haciendo.

Miguel Bravo Tedín

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